mayo 10, 2011

De mami a mamá y viceversa

Advertencia: el texto está largo así que tómense su tiempo...


Hace unos años, en un día caluroso como hoy pero del mes de junio, estábamos sentados platicando afuera de tu casa y te dije que un día nos íbamos a casar. Tu reacción inmediata fue de negación claro, la entiendo, teníamos 13 o 14 años y apenas estabas iniciando la secundaria.

En ese entonces no supusiste que el tiempo me daría la razón y sinceramente yo sólo imaginé que estaría a tu lado, pero como ocurre en esos casos, tampoco vi todo lo que eso implicaba, responsabilidades, aciertos, errores, trabajo... niños... si, es verdad, no imagine que tuviéramos hijos (aún) y esa fue una gran sorpresa.

Pasaron los años y creciste, te volviste mami, no solo a mis ojos sino a los de otros que rondaban cerca. Te volviste abrazable y querible (por no poner amable, que eso es otra cosa) por gente fuera de tu familia, por conocidos y extraños, por amigos y albañiles, sí, de esos que te decían improperios por la calle. Te convertiste en mujer, madura emocional y físicamente pero hasta cierto punto incompleta.

Entonces te casaste conmigo y te completaste, jajajaja....

No, ya en serio, un día nos casamos y como mami viviste los primeros años de nuestro matrimonio. Al tercer año Dios nos bendijo con una hija preciosa. No puedo negar que cambiaste, ya no eras cinturita cero, pero no dejaste de ser mami (para mí). Tuviste en tu vientre durante 9 meses a una criaturita que fue desarrollándose, aprendiendo a escuchar tu voz, sus vibraciones al hablar, al orar, al cantarle a Dios, a aprender cuantos latidos daba tu corazón cuando estabas contenta, enojada, triste, relajada, a sentir tu amor, tus caricias.

Llego el día de su nacimiento y te recuerdo nerviosa, primero porque sabías que te iban a poner una aguja y el miedo se sentía en tus manos. Pero casi puedo escuchar a Ale que te decía: "tranquila mamá, sólo será un piquetito, además va a ser para que no te duela tanto y me puedas ver más pronto". Luego llego tu segundo momento de nervios, unos segundos antes que naciera, no me lo dijiste, pero estoy seguro que estabas imaginando ¿a quién se iba a parecer (a ti, a mí, a sus abuelos, tíos, etc.)? ¿Cómo iría a estar (gordita, flaquita, alta, bajita)? ¿Cómo iba a tener la voz (ronca o chillona)?

Entonces se dio el milagro y la pequeña nació, lloraste de emoción y yo también, la escuchaste llorar, la viste a los ojos y ese lazo que sólo tú podías tener con ella llegó... te convertiste en mamá...

Te volviste una mamá preocupona, pero de las buenas, activa y pendiente, claro tu hijita preciosa y deseada lo valía, te viste cariñosa con ella y a veces hasta consentidora. La veías largas horas y le hablabas, le enseñaste que no era malo llorar porque tú estabas ahí con ella para consolarla, que no importaba si tenía hambre porque tú la ibas a alimentar, que no importaba si tenía frío porque tú la ibas a abrazar. Nada más con la primera semana que estuvo en la casa te hubieras llevado un premio, a la bebé no le faltaba nada...

Después fue aprendiendo nuevas cosas de ti, a cocinar, a lavar, a trapear y se fue volviendo como tu, era obvio, tú eras su modelo a seguir y como modelo has sido excelente...

Al pasar los meses te embarazaste de nuevo y deseaste con todo el corazón tener un varoncito. Fue una etapa complicada con la bebecita que acababa de aprender a caminar y tú con tu barriga llena (corazón contento) por otro pequeño ser en camino. Pero las oraciones no fueron en vano y estoy seguro que Dios desde el cielo estuvo viéndote y dijo "Si, definitivamente esta es una buena mujer, vamos a darle lo que ella quiere, ella sabrá cuidarlo y guiarlo, va a batallar a veces mucho pero siempre voy a estar a su lado, ella sabe que puede recurrir a mí y lo hará"...

Esta vez el embarazo fue distinto, ya no estabas sola, como mamá aprendiste a atender a una niña pequeña y estar al pendiente del que estaba por venir. Un sábado por la mañana nació Xavi y su hermana ya lo estaba esperando... y tú también. Tus ojos delataban amor por ese niño que acababa de nacer. Este bebe fue un poco distinto al anterior (sólo un poco), con Ale dormías porque te gustaba verla, él te ayudaba a que lo estuvieras viendo manteniéndose despierto cada hora.

En estos años aprendiste que aunque lloran de hambre y frío cada bebe es distinto y memorizaste su forma de llorar y reír. Aprendiste que frutas le gustaba a cada uno y la temperatura a la que debía estar el agua para bañarse. Aprendiste a peinar a una niña y a jugar en el piso con carritos con un niño. Aprendiste algunos pasos de ballet, posiciones de gimnasia y frases en inglés. La "escuela de la vida" te ha enseñado tantas cosas que estoy seguro que nunca olvidarás.

Y hoy, a 4 años que te convertiste en mamá has vuelto a tus orígenes... cada mañana que te levantas con Ale para el kínder se despide de ti y te dice "adiós mami", más tarde se despierta Xavi y te llena de "te amo mami", para cada cosa que quieren durante la mañana y tarde te dicen "mami mami mami mami mami mami mami mami mami mami mami mami mami...", por la noche antes de dormir oran por ti "Dios te pido que bendigas a mami" "Cuida a mi mami" "Bendice a mami" y cuando no te ven cerca preguntan... ¿y mi mami?"

Tal vez consideres que hayas cometido algún error, pero el tiempo y Dios te han premiado tu esfuerzo, niños obedientes o en proceso de serlo, que saben diferenciar el bien del mal, que saben que deben buscar a Dios. Si por mi fuera tu ya tendrías tu licenciatura, maestría y doctorado. Pero ambos sabemos que todavía te falta mucho, hemos de recorrer el camino juntos, educar niños, pubertos, adolescentes y jóvenes. Aconsejar a jóvenes adultos y porqué no, cuidar nietos, pero eso, ya es otra historia...

Y si, ya no eres cinturita cero, tal vez algunos huesos de tu cuerpo están ahora escondidos, pero para mí sigues estando mami...


FELIZ DIA DE LAS MADRES 2011!!!