septiembre 06, 2014

O Captain! My Captain! Rise up and hear the bells

    
El lunes 11 de Agosto nos encontramos con una noticia que sorprendió a muchos. La noticia del fallecimiento de Robin Williams fue de gran impacto en los medios a nivel internacional. A algunos nos llamó la atención por la juventud que tenía (igual nos asombramos con Philip Seymour Hoffman), otros por lo que representaba (la industria del humor) y los menos decían que era algo de esperarse dado su historial clínico de depresión.

Sin embargo, para mi era mas que eso. Al menos en la pantalla siempre lo vi como un modelo a seguir. Reí y lloré con sus actuaciones desde que inicié a ver películas. De hecho, recuerdo que la primera que vi con él fue “The Fisher King” estando en casa con mis padres; yo tendría unos 10 años pero me impactó la manera en que el mismo actor podía estar tranquilo en un momento y desbocado en otro. Eso lo copié en mi vida diaria para hacer reír a otros sacando sustos de la nada. 

 En casa también eran seguidores del cine de Williams. Durante el siguiente año vimos “Dead Poets Society”, “Awakenings”, “Toys” y “Hook” donde dio gala de distintos tipos de interpretaciones, desde la actuación física como Peter Pan hasta el maestro motivador. Es, por cierto, en “La Sociedad de los Poetas Muertos”, donde aparece la frase que da título a esta nota que, a su vez, es parte de un poema de Walt Whitman escrito en 1865 y que fue utilizado durante algunas partes de la película. 

Sin embargo, la película con la que llamó mi atención fue “Mrs. Doubtfire”. Aún y cuando la vi doblada al español, me sorprendió ver los gestos y voces que hacía, y el ver como con su personaje nos envolvía a todos hasta hacerlo entrañable y desear que le fuera bien. Ver a un padre de familia que hace todo por sus hijos es algo que también he tratado de imitar, aunque no me quiero quedar sin trabajo, jeje. 
 

Unos años después salió la película que he tomado como mi estandarte: “Patch Adams”. Una persona que descubre que a través del humor puede ayudar a otros en la vida. Siempre me he considerado optimista pero la manera en que el personaje se repone de sus tragedias y sale adelante es, al menos para mi, un ejemplo para vivir. 

Con el tiempo descubrí que no solo era un actor sino que sus dotes de improvisación lo habían llevado hasta donde estaba. Iniciando como stand up comedy dio gala de sus habilidades en el sitcom “Mork & Mindy” que fue lo que le dio total libertad para generar diálogos en “Aladdin”. Al ver esto fue cuando me anime a ver las películas que me faltaban; llorando con algunas como “Being Human”, “Jack”, “What Dreams May Come”, “Bicentennial Man”; riendo con otras como “Good Morning, Vietnam”, “Jumanji”,  “The Birdcage”, “Flubber”, “Man of the Year”, “RV”, “Licence to Wed”, “Old Dogs”; sorprendiéndome con dramas como “Good Will Hunting”, “Insomnia”, “One Hour Photo”, “The Final Cut”, e incluso con sus trabajos en doblaje (“Robots”, “Happy Feet” y la ya mencionada “Aladdin”).

Un actor polifacético que sólo le faltó una cosa: ser feliz. Era capaz de hacer reír a los demás durante las grabaciones, y sus improvisaciones no se limitaban a aparecer cuando estaba frente la cámara sino detrás de ella también. Tenía amigos de toda la vida como el fallecido Christopher Reeve. Tenía familia, hijos, esposa(s, 3). Pero aún teniendo todo eso sus episodios de depresión denotaban que no estaba completo. Esto me recuerda un poema de Juan de Dios Peza llamado “Reir Llorando” donde habla de un cómico que hace felices a los demás pero por dentro sufre como cualquier otro (http://www.poesi.as/jdp0001.htm). Incluso Alan Moore en “Watchmen” hace una referencia a un personaje similar llamado Pagliacci.

Es una lástima que su último recuerdo parezca sacado de una película suya (“World's Greatest Dad”) pero no me quedo con eso de él. Tampoco me quedo con su depresión o su recientemente diagnosticada enfermedad de Parkinson. Me quedo con sus actuaciones, su carisma y muchas de sus frases de sus películas, que aunque fueron escritas muy seguramente por alguien más, tenían impreso el talento que sólo él podía darle.

O Captain! my Captain! rise up and hear the bells;

Rise up—for you the flag is flung—for you the bugle trills;

For you bouquets and ribbon’d wreaths—for you the shores a-crowding;

For you they call, the swaying mass, their eager faces turning; 

Farewell Robin Williams!!


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Javier Pedraza
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